¿PUEDEN LOS ANTIDEPRESIVOS AUMENTAR EL RIESGO DE SUICICIO? UNA MIRADA CRÍTICA A LA HIPÓTESIS DE LA APATÍA

Introducción

Desde su aparición en la década de 1980, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) han sido recetados de forma masiva para tratar la depresión. Aunque suelen ser bien tolerados, se ha planteado la hipótesis de que en ciertos casos, especialmente en pacientes jóvenes o durante las primeras semanas de tratamiento, podrían aumentar el riesgo de suicidio. Una de las explicaciones más debatidas es que los ISRS reducen la apatía y aumentan la energía antes de que mejoren los síntomas afectivos, como la desesperanza o la ideación suicida. Este desequilibrio temporal podría, paradójicamente, facilitar el paso al acto en pacientes que antes carecían del impulso necesario para hacerlo.


Evidencia científica: ¿Qué dicen los estudios?

1. Revisión sistemática del BMJ (Fergusson et al., 2005)

En un metaanálisis publicado en el British Medical Journal, Fergusson y colaboradores analizaron 702 ensayos clínicos y encontraron que el riesgo de intentos de suicidio fue el doble en pacientes que recibieron ISRS comparado con placebo. Aunque los autores advirtieron que los eventos eran raros, la magnitud del riesgo fue estadísticamente significativa.

“La diferencia absoluta fue de 5.6 intentos de suicidio adicionales por cada 1000 pacientes tratados.”

Este hallazgo fue particularmente preocupante porque los estudios incluidos eran ensayos clínicos aleatorizados, lo que reduce el sesgo.


2. Editorial de David Healy en BMJ (2006)

David Healy, psiquiatra y crítico de la industria farmacéutica, señaló que los ISRS no sólo pueden inducir ideación suicida, sino también fenómenos como akatisia (inquietud psicomotriz), que se ha asociado con un aumento del riesgo de suicidio. Healy denuncia que muchos ensayos clínicos filtran o reinterpretan datos sobre autolesiones, lo que oculta el verdadero impacto de estos fármacos en algunos pacientes.

“En algunos ensayos, los intentos de suicidio fueron reclasificados como síntomas de la enfermedad subyacente.”


3. ¿Apatía como efecto secundario? (Acta Neuropsychiatrica)

Un artículo de revisión en Acta Neuropsychiatrica describe la apatía inducida por antidepresivos como un efecto secundario relativamente común, con una prevalencia que puede alcanzar el 46%. La apatía se manifiesta como una pérdida de motivación, interés y afecto emocional. Al revertirse este estado gracias al tratamiento, la activación psicomotriz puede no ir acompañada de una mejora afectiva.


4. Akatisia e impulsividad (British Journal of Psychiatry)

Michael Peet (1994) describe la aparición de hipomanía o impulsividad en pacientes tratados con ISRS. Aunque estos casos son menos frecuentes, su existencia refuerza la hipótesis de que los cambios en el estado de ánimo y la actividad pueden producirse de forma desincronizada, generando una “ventana de riesgo” para conductas suicidas.


5. Revisión sobre impacto global (Neuropsychiatric Disease and Treatment, 2020)

Una revisión reciente analizó datos de múltiples estudios y concluyó que el riesgo de suicidio no aumenta de forma significativa en adultos mayores, pero que en adolescentes y adultos jóvenes el riesgo es real y clínicamente relevante, sobre todo en las primeras 4 semanas de tratamiento.

“El riesgo debe contextualizarse en función de la edad y la historia clínica del paciente. No se trata de evitar los ISRS, sino de saber cuándo y cómo utilizarlos.”


¿Qué recomiendan las autoridades sanitarias?

Basándose en estos datos, organismos como la FDA (EE.UU.) y la EMA (Unión Europea) han emitido advertencias claras:

  • Etiqueta de “caja negra” para todos los antidepresivos en pacientes menores de 25 años (FDA, 2004).
  • Revisión psiquiátrica frecuente durante las primeras 2–4 semanas.
  • Educación a familiares y cuidadores para detectar signos de empeoramiento o cambios de comportamiento.

Conclusión

Los antidepresivos son herramientas fundamentales en el manejo de los trastornos afectivos, pero no están exentos de efectos paradójicos. La llamada hipótesis de la apatía y activación plantea que los ISRS pueden, en algunos casos, aumentar el riesgo de suicidio en fases tempranas del tratamiento, al desbloquear la energía sin resolver aún el sufrimiento emocional.

Lejos de deslegitimar su uso, este conocimiento debería impulsar una prescripción más personalizada, con monitorización estrecha y diálogo constante entre paciente y profesional. No basta con tratar la química; también hay que cuidar el contexto y la narrativa emocional del paciente.


Referencias bibliográficas (formato APA)

  • Fergusson, D., Doucette, S., Glass, K. C., Shapiro, S., Healy, D., Hebert, P., & Hutton, B. (2005). Association between suicide attempts and selective serotonin reuptake inhibitors: systematic review of randomised controlled trials. BMJ, 330(7488), 396. https://doi.org/10.1136/bmj.330.7488.396
  • Healy, D. (2006). Did regulators fail over selective serotonin reuptake inhibitors? BMJ, 333(7558), 92–95. https://doi.org/10.1136/bmj.333.7558.92
  • Peet, M. (1994). Induction of hypomania and mania by selective serotonin reuptake inhibitors. British Journal of Psychiatry, 164(4), 549–550. https://doi.org/10.1192/bjp.164.4.549
  • Wongpakaran, N., & Wongpakaran, T. (2020). The impact of antidepressants on suicidality in major depression: An overview of systematic reviews. Neuropsychiatric Disease and Treatment, 16, 355–362. https://doi.org/10.2147/NDT.S229310
  • Price, J., & Rosenberg, J. (2005). Adverse effects of antidepressants: A concern for the whole age spectrum. Drug Safety, 28(2), 113–122. https://doi.org/10.2165/00002018-200528020-00003

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